lunes, 26 de marzo de 2007

La religión!

La religión a través de los años ha perdido su sentido. Jesús vino al mundo a enseñarnos, con obras, el amor de Dios. La Iglesia a hecho que la religión pierda el valor de piedra de Dios, de espíritu de caridad, solidaridad y bondad.

Aprendí en mi casa y con el paso de mis años, que la religión se basaba en ir a misa, leer la Biblia, practicar los sacramentos. Pero todo era tan tradicionalista que me llamaba la atención ver que las personas acudieron a mi primera comunión como un simple ritual, una simple convocatoria donde podían comer “de a gratis”. La religión se ha convertido en una simple tradicional o ritual.
Tras este contexto me pregunto, ¿Siento de verdad las cosas que hago? O por el contrario, ¿es simple costumbre?
Cosas como santiguarme, cogerle la mano al que esta a mi derecha en el padre nuestro, alzar la mano cuando el padre dará la bendición final, son cosas que perdieron el valor para mi, porque simplemente los hacía sin ganas. Es aquí que entendí que la religión no es ir a misa, ni ser un devoto. La religión es practicar la ley de Dios, en mi casa, con mis amigos, y hasta con mis enemigos. Es darse cuenta que el mundo a preferido lo fácil, porque si, es fácil santiguarse o darse la paz, pero ¿es fácil acercarte a tu enemigo y decirle de verdad, hermano? Este es el verdadero significado de la vida, el amar. El entregarse a los demás, sin gritar al mundo que hago obras de amor. El sentir el fuego de Dios que alimenta nuestras almas para donarnos y llegar al punto de HACERNOS UNO con cristo y el prójimo.
Obviamente no es fácil vivir de esta manera, pero por esto la considero como una gimnasia, un vivir cada día intentando, aprendiendo a querer por sobre mi, a olvidarme de mi, a dejar todo lo que es mío y me gusta por una simple sonrisa de otra persona. Y es aquí cuando uso una referencia universal, la regla de Oro. Presente en todas las religiones del mundo y hasta en aquellos que se dicen ateos. “NO hagas al otro lo que no quieres que te hagan” o por el contrario “Has al otro lo que quisieras que te hagan a ti”. Este es un texto importantísimo para mi vida, porque es mi ejercicio diario, el hecho de no molestar a un amigo, de ayudar en lo que se pueda, y sobre todo borrar el peor sentimiento, para mi modo de ver, de los seres humanos, el EGOÍSMO.
Es aquí cuando se presenta este gran reto, vivir por amor, y morir por amor. Llegar a ser un Jesús y ver en cada persona que nos crucemos por el camino a un Jesús abandonado. Y aplicar el mandamiento de dios, amar a todos como Él nos amo, sabiendo que amando es que se gana el reino de los cielos, siendo ricos de espíritu y pobres en orgullo y avaricia, aprendiendo que vinimos ha hacer historia y a no dejar pasar los días sino ser nosotros los realizadores de éstos. Dejar de lado la mediocridad y el pasivismo, saber que somos procreadores con Dios, y nuestra misión en la tierra es dejar la misma huella que Jesús dejó en nuestros corazones y que ha trascendido a través de ya 2007 años, siendo, según Kant, nuestro mejor ejemplo y referencia de imperativo categórico.
En fin, la conclusión para mi es vivir por amor, entregarme viviendo Jesús en medio, es decir, que donde dos o más estén reunidos en su nombre, estaremos compartiendo con él nuestras vivencias, dolores y alegrías. Seamos partícipes de la creación y amemos sin fin, y estaremos viviendo la mejor religión, la que más vale. Tampoco podemos despreciar a la religión de la Iglesia, pues también es un pilar fundamental, vivamos éstos preceptos, porque la verdadera religión no es la tradicionalista sino la que en nuestro diario vivir practicamos.

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